«Todo saldrá bien“ ‒ prácticamente no hay dicho que intente tranquilizar y consolar de manera tan sencilla como éste. Cuántas veces nos han calmado así de niño, aunque remotamente ya presentíamos que no siempre todo saldría bien. Desde hace algún tiempo este pequeño dicho es cada vez más popular . Existen calendarios „Todo saldrá bien“, manteles individuales, tarjetas postales, libros, canciones, todos ellos con el logo „Todo saldrá bien“, e incluso hay cafeterías y peluquerías que últimamente aparecen con ese eslogan, que se supone que debe indicar al cliente: aquí puedes relajarte y gozar.

Pero por muy banal y gastado que pueda sonar esta expresión, ella tiene su justificación. Para todos los que confían con fe completamente en Dios.

La vida de José nos da un buen ejemplo de que es así: Verdaderamente, todo sale bien. ¡Qué malas pasadas le hicieron en su vida! Sin embargo, él confió plenamente en Dios, y todo salió bien. Incluso el mal que sus propios hermanos le quisieron hacer, Dios lo volvió en bien. Por ello: ¡Quedarse en la mano de Dios, y todo saldrá bien!

Impulso de un Servicio Divino del Apóstol Mayor